lunes, 28 de octubre de 2013

La camisa leñadora

Hoy vuelven a ser furor las camisas leñadoras. Se fueron haciendo lugar despacio como corriente de agua que erosiona la piedra. Comienzan en las tribus urbanas: floggers y darks del 2009, skaters del 2011; y se disemina en toda la sociedad femenina y masculina.
La norma es usarlas atadas a la cintura. Cualquiera sea el outfit. Hasta con parka invernal. Y acá yo me bajo.
A veces, para ser más vanguardistas, se cometen errores garrafales. Me encanta que la solución hiper pragmática de colgar el abrigo a la cintura vuelva a ser tendencia. La camisa a la cintura queda bárbara y es un detalle que suma si arriba tenés una campera o camisa de jean (o simplemente una remera). Ahora, si tenés una campera de abrigo, no tanto. En la editorial sirve, como todo, pero en la realidad es disfuncional. 
Se vió mucho en Coachella y en el streetstyle extranjero el uso de la camisa a la cintura debajo de camperones con corderito. Esto, en mi opinión, arruina el estilo despreocupado que da tener algo atado a la cintura y queda demasiado pensado. La idea de atarte la camisa a la cintura es tener las manos libres y que no sea un incordio en la cartera. Una camisa que te sacaste por calor, ¿no? O comodidad. Me resulta un foco de estrés que sea de otra manera. Obviando el hecho de que, según algún que otro condicionante, la camisa resbala por el cuerpo y hay que estarla levantando.
Por lo demás, las camisas cuadrillés se llevan un 10. Inspiradas en los tartan que usaban los escoceses para identificar sus comunidades, vienen en muchos estilos y materiales. Aportan un toque diferente a cualquier outfit, saliendo de la clásica camisa blanca, de jean o militar. 
¿Incluyen esta prenda en su estilo diario?




 

Fotos desde: pinterest.com y tumblr.com

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